Creías que navegabas solo, pero tu propia app de Instagram ha estado escuchando en secreto. Así es como Meta burla tu privacidad sin que te des cuenta.
El final feliz de Taylor Swift costó 360 millones de dólares. ¿Y a esto le llamamos justicia?
¿Justicia artística o una transacción millonaria? La victoria de Taylor Swift es más compleja de lo que crees.
¿Quién vigila al monstruo anónimo? 4chan, pornografía y la peligrosa ilusión de la “libertad” digital
Cuando el anonimato se convierte en escudo para el abuso, ¿sigue siendo libertad… o solo impunidad digital?
¿Quién mató al funk? Spoiler: no fue la edad, fue la amnesia colectiva
Murió Sly Stone, pero su música sigue sonando en bocas que no saben a quién le deben el ritmo.
Crónica del Divorcio que Nunca Fue: Por Qué los Fans de Elon y Donald Lloran en Silencio
En esta separación de titanes no se reparten bienes, se reparten creyentes.
¿Tu iPhone aún respira? YouTube acaba de decidir si merece seguir viviendo
YouTube le cierra la puerta a millones de iPhones y iPads antiguos, dejando en evidencia que la obsolescencia ya no es cuestión de fallos, sino de decisiones invisibles.
Grand Theft Auto: ¿Diversidad de qué? Cuando el pensamiento reemplaza a las personas
Cuando las empresas cambian inclusión por discurso, ¿quién queda realmente afuera del juego?
¿Nos hará menos egoístas una máquina? O cómo el nuevo Mesías se llama Demis y viene de Google
Demis Hassabis, el cerebro detrás de DeepMind, dice que la inteligencia artificial nos volverá menos egoístas. ¿Será que la esperanza de una «abundancia radical» nos excusa de cambiar por cuenta propia?
¿Y si Banksy no existe? El nuevo graffiti que nos toma por tontos (otra vez)
¿Arte callejero o espejismo mediático? Banksy vuelve a aparecer sin decir dónde, y todos caemos —otra vez— en su juego.
Del sexo a la fama (y de regreso): ¿Estamos todos vendiendo algo en línea?
Del porno al “branding”: Tim Stokely vuelve con Subs, una nueva plataforma que promete libertad, ingresos sostenibles y autenticidad en un mundo digital saturado. ¿Será el salvavidas de los creadores… o solo otra ilusión más del capitalismo de la atención?