
¿Quién ganó la media maratón de Beijing? La respuesta fácil es un humano. Un ser de carne y hueso cruzó la meta mucho antes que cualquier máquina. ¿Cuándo sucedió? Este pasado sábado, bajo el cielo de la capital china. ¿Dónde? En una media maratón bautizada, con cierta grandilocuencia, como el «E-town Humanoid Robot Half Marathon».
Pero, ¿y si esa victoria humana no fuera el titular que deberíamos estar discutiendo?
Veamos los hechos. Veintiún robots bípedos, de formas y tamaños variados – desde poco más de un metro hasta casi dos – se alinearon junto a 10.000 corredores humanos. ¿Qué hicieron? Intentaron completar 21 kilómetros. Algunos, según sus fabricantes chinos (DroidVP, Noetix Robotics), presumían incluso de rasgos casi humanos, con guiños y sonrisas programadas. Uno se pregunta, ¿cómo se traduciría esa coquetería mecánica en zancadas más rápidas?
El robot más veloz, el Tiangong Ultra, necesitó 2 horas y 40 minutos. El humano más rápido, solo 1 hora, 11 minutos y 7 segundos. Una diferencia abismal. Y aquí es donde la narrativa oficial nos invita a celebrar la supremacía de nuestra especie. «Ya lo dijimos, los robots no iban a ganar», declararon los organizadores, presentando el evento como una mera «demostración de destreza tecnológica».
Pero, ¿por qué organizar una carrera donde el resultado parece predecible y, francamente, intrascendente desde el punto de vista competitivo? Aquí es donde la maquinaria propagandística china, con su conocido apetito por impulsar su imagen tecnológica, entra en juego. Este evento, nos dicen, forma parte de un esfuerzo gubernamental para fortalecer la inteligencia artificial y la robótica, una clara declaración de intenciones frente a la competencia global, especialmente con Estados Unidos. Inyectar capital en estas «industrias de vanguardia» se presenta como la llave para un nuevo ciclo de crecimiento económico.
Sin embargo, la puesta en escena de robots correteando (o más bien, trotando con dificultad) por las calles de Beijing plantea una pregunta incisiva: ¿cuál es el verdadero valor de estas demostraciones? Alan Fern, profesor de informática, inteligencia artificial y robótica en la Universidad Estatal de Oregón, lo resume con mordacidad: «Las empresas chinas se han centrado mucho en mostrar cómo caminan, corren, bailan y otras proezas de agilidad. Generalmente, son demostraciones interesantes, pero no demuestran mucho con respecto a la utilidad de un trabajo útil o cualquier tipo de inteligencia básica».
Mientras los corredores humanos se hidrataban y recargaban energías con barritas, los ingenieros ajustaban tuercas y cambiaban baterías a sus contrapartes metálicas en las estaciones de ayuda. Una imagen que, lejos de inspirar temor ante el avance imparable de las máquinas, evoca más bien una sensación de torpeza y fragilidad tecnológica.
¿Deberíamos entonces sentirnos aliviados por esta «victoria»? ¿O deberíamos cuestionar la narrativa que nos presentan? ¿Es este un triunfo genuino de la capacidad humana, o una elaborada cortina de humo para desviar la atención de las verdaderas capacidades – y limitaciones – de la robótica actual?
¿Qué crees tú que se intentaba demostrar realmente en esta singular carrera? ¿Una victoria humana, o una ambición tecnológica aún en pañales?
Fuente:
- Deutsche Welle (DW). (2024, Marzo 23). Robots lose against humans in half-marathon. Recuperado de https://www.dw.com/en/robots-lose-against-humans-in-half-marathon/a-72285782
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