
A Helene le gusta construir casas en Roblox. No casas cualquiera: casas con puertas secretas, salones de baile flotantes y pasadizos que conducen a jardines de neón. Tiene nueve años. Y hasta hace poco, su mamá creía que eso era todo lo que hacía ahí. Hasta que apareció una solicitud de amistad con un mensaje privado: «¿Quieres jugar algo solo tú y yo?»
Kathryn, su madre, se quedó helada. La cuenta estaba enlazada a su perfil parental, claro, pero no había forma de saber quién le hablaba a su hija detrás de esa skin pixelada de conejo rosado. ¿Un niño? ¿Un adulto? ¿Un bot disfrazado de curiosidad?
Entonces llegó la noticia: Roblox, ese universo digital que congrega a millones de menores —el sitio más popular en Reino Unido entre gamers de 8 a 12 años— anunció nuevas medidas de “seguridad”. Ahora, los padres podrán bloquear juegos específicos, revisar a qué juega su hijo y durante cuánto tiempo, e incluso cortar de raíz amistades incómodas. Pero solo si el niño tiene menos de 13 años y los controles parentales están activados.
¿Y eso es suficiente? ¿O apenas un torniquete sobre una herida profunda?
Dave Baszucki, el CEO de Roblox, lo dejó claro en una entrevista con la BBC: “Si no están cómodos, los padres no deberían permitir que sus hijos usen Roblox”. Básicamente, o confías o te vas. Pero, ¿qué tipo de confianza puede existir cuando una plataforma recomienda a un niño de 11 años juegos como “Late Night Boys And Girls Club RP” o “Shoot down planes… because why not?”?
La pregunta que subyace en todo esto no es qué se puede bloquear, sino por qué seguimos metiendo a nuestros hijos en entornos que necesitan tanto bloqueo.
Porque sí, muchos padres —como Sally, desde Escocia— aplauden las nuevas herramientas, pero también recuerdan el silencio de Roblox cuando su hija fue víctima de grooming. No hubo respuesta. Solo un abismo virtual. Y es ahí donde el maquillaje de la “seguridad” empieza a agrietarse.
Matt Kaufman, el flamante Chief Safety Officer, dijo que estos cambios reflejan la “misión de hacer de Roblox la plataforma online más segura y civil del mundo”. Pero, ¿cómo se hace eso cuando tu negocio depende de mantener a los usuarios (es decir, los niños) enganchados durante horas y expuestos a miles de experiencias generadas por otros usuarios?
Porque hay otra cara en esta moneda cuadrada: la de Amir, desde Leeds, cuyo hijo de 15 años pasa 14 horas diarias en Roblox. O la de Kirsty Solman, que celebra que su hijo con autismo y ansiedad haya encontrado en Roblox un espacio de socialización. Para algunos, Roblox es una trampa. Para otros, una tabla de salvación.
Y aquí llegamos a lo realmente incómodo: ¿quién está criando a quién?
La línea entre proteger y controlar es delgada, casi invisible cuando se borra con el dedo en la pantalla de un iPad. ¿Deberíamos tener el poder de decidir con quién juegan nuestros hijos en un mundo virtual si muchas veces no sabemos con quién juegan en el mundo real? ¿O simplemente queremos sentir que tenemos el control, cuando en realidad solo estamos silenciando una parte del caos?
Porque si algo ha demostrado la experiencia Roblox es que los controles parentales son tan buenos como la atención que se les presta. Y aún así, pueden fallar. Porque ningún algoritmo, por más AI que lo impulse, puede sustituir la incómoda —y esencial— conversación sobre lo que nuestros hijos ven, hacen y sienten cuando están conectados.
Entonces, la próxima vez que bloquees un juego, un amigo o un chat, hazte esta pregunta: ¿lo estás haciendo para proteger, para controlar… o para evitar enfrentarte a una verdad incómoda?
🔎 Fuentes verificables:
- BBC News, “Roblox introduces new parental controls”, https://www.bbc.com/news/articles/c86j9ygw45xo
- Entrevista a Dave Baszucki, CEO de Roblox, en la BBC
- Declaraciones de usuarios y padres recopiladas por la BBC (marzo y abril de 2025)
¿Tú qué harías? ¿Apagarías el juego o te atreverías a entrar a jugar con tu hijo?
Te leo en los comentarios.
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