¿Bukelito a la tica? El primo político que promete “mano dura” desde el día uno


¿Mano dura o puño prestado? La seguridad entra a campaña con apellido importado.
20 de junio de 2025
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Costa Rica lleva años vendiéndose como “la Suiza de Centroamérica”, pero últimamente el eslogan parece sacado de un folleto turístico con moho. En las calles ya no se respira solo paz; también se respira miedo. Y justo cuando el miedo se vuelve cotidiano, llega alguien prometiendo erradicarlo… a puño limpio.

José Aguilar Berrocal, empresario, psicólogo, académico de renombre y ahora precandidato presidencial por el recién inscrito partido AVANZA, asegura que en su primer día como presidente —si los costarricenses lo eligen— declarará emergencia nacional por inseguridad. Dice que no hay tiempo que perder, que las balas no esperan papeleo. Su propuesta suena fuerte: convocar a los Supremos Poderes de inmediato, inyectar recursos al OIJ y a la Fuerza Pública, y ejecutar una fase inicial de “choque”. ¿Nos suena? ¿Tal vez a algo que pasa justo al norte del Golfo de Fonseca?

Claro, Aguilar asegura que su proyecto no está influenciado por su esposa, Johana Bukele, prima del todopoderoso presidente salvadoreño, Nayib Bukele. Pero cuesta separar las ramas cuando el árbol genealógico comparte raíces tan profundas. ¿Coincidencia que usemos el mismo discurso de «mano dura» justo cuando El Salvador ha exportado su modelo de seguridad como si fuera pupusas enlatadas?

La inscripción del partido AVANZA llega con un logo recién planchado y el eslogan “La esperanza ya tiene bandera”, pero detrás del telón también hay historia. Aguilar no es improvisado: estudió en Oxford, el ICAP y la London School of Economics. Hablamos de alguien que domina el lenguaje técnico de la pobreza multidimensional, pero que hoy lanza un mensaje emocional, casi visceral: “Vamos a sacar de circulación a quienes matan como si fuera un videojuego”.

Esa frase es potente. Porque habla del colapso moral, de una sociedad donde la vida parece valer menos que una partida online. Pero también es peligrosa. Porque reduce un fenómeno complejo —el crimen organizado, la exclusión, el narcotráfico, la impunidad, la desigualdad— a una promesa de fuerza bruta.

Entonces, ¿quién es José Aguilar realmente? ¿Un tecnócrata con corazón patriota? ¿Un outsider con apellido de alquiler? ¿El salvador criollo de una nación en crisis o el caballo de Troya de un modelo autoritario en potencia?

La seguridad no es un anhelo menor. Es básica. Pero cuando se vuelve bandera de campaña, hay que estar atentos: la historia reciente de América Latina está repleta de líderes que prometieron orden y entregaron represión. ¿Cómo se garantiza que esa “fase de choque” no termine siendo una normalización del miedo al Estado?

En tiempos de incertidumbre, la palabra “esperanza” vende. Pero también se manipula. Y cuando un proyecto político nace con parientes poderosos y promesas de puño cerrado, lo mínimo que merece la ciudadanía es levantar la ceja y preguntar: ¿esperanza para quién?

¿Y vos? ¿Creés que la mano dura es la respuesta o solo una excusa elegante para golpear la democracia?


Fuentes verificables: