
Era solo cuestión de tiempo.
Un regulador tocando la puerta de un foro donde nadie tiene rostro, donde el anonimato no es un derecho: es una máscara sagrada. ¿Y si esa puerta nunca se abre?
4chan. Un nombre que se pronuncia entre susurros o carcajadas, dependiendo de en qué parte de Internet hayas pasado tu adolescencia. Para algunos, un refugio caótico de “libertad de expresión”. Para otros, el pantano sin fondo de lo peor del ser humano. ¿Quién tiene razón? Quizás ambos. O ninguno.
El regulador británico Ofcom está cansado de esperar respuestas. Desde abril, exige a 4chan una evaluación de riesgos: quiere saber qué tan expuestos están los usuarios del Reino Unido al contenido ilegal que pudiera ocultarse (o mostrarse sin pudor) en la plataforma. La respuesta de 4chan ha sido la misma de siempre: silencio. No es que no quieran contestar. Es que, quizás, no reconocen ninguna autoridad fuera de su propio caos.
¿Quién regula lo irregulable? ¿Cómo se domestica un lugar donde los usuarios no tienen nombre, donde no hay biografías, ni likes, ni filtros de contenido? La ley británica —específicamente el Online Safety Act— dice que es posible. Exige a cualquier servicio online que evalúe y reduzca el riesgo de exposición a actividades ilegales. De lo contrario, las sanciones no son simbólicas: hasta el 10% de sus ingresos globales o 18 millones de libras. Lo que pese más.
Pero esta historia no es solo sobre 4chan. También hay pornografía. También hay niños.
First Time Videos, una compañía de contenido adulto, está siendo investigada por sus dudosos sistemas de verificación de edad. ¿Basta con un “sí, tengo más de 18 años” para cruzar el umbral? No más. Algunos sitios están empezando a probar sistemas de escaneo facial para estimar la edad del usuario. Distópico. O necesario. ¿Quién lo decide?
La ironía es brutal: en una era donde las cámaras nos observan hasta cuando no queremos, los sitios donde realmente deberían vigilar… no miran. O no les importa mirar.
Pero esperen, hay más: siete servicios de archivos con nombres tan inofensivos como Nippybox o Yolobit también han ignorado los llamados de Ofcom. ¿El motivo de preocupación? Posible distribución de material de abuso sexual infantil. El tipo de crimen que no tiene matices, ni zona gris. Si está ahí, debe desaparecer. Punto. Pero, ¿cómo se borra algo de un servidor que ni siquiera responde correos?
Internet prometía ser libre. Libre para crear, expresarse, conectar.
Hoy, esa misma libertad es argumento para no rendir cuentas, para esconderse detrás del código y del anonimato. Un refugio ideal para quienes buscan impunidad. Porque cuando no hay reglas claras, los monstruos no se esconden. Se organizan.
Y mientras los reguladores corren para ponerle puertas al campo digital, los usuarios —los verdaderos protagonistas de esta historia— seguimos sin saber con certeza si estamos siendo protegidos o simplemente vigilados.
Quizás no se trata de elegir entre censura o caos.
Tal vez la pregunta más urgente es:
¿Quién decide qué es “seguro” cuando todos jugamos en un tablero sin árbitros?
📚 Fuentes:
BBC News. “4chan and porn site investigated by Ofcom over online safety”
https://www.bbc.com/news/articles/ckgqwlvq180o
¿Y tú? ¿Confías más en la vigilancia de un algoritmo o en el anonimato absoluto de los foros?
Déjame tu opinión. Pero recuerda: aquí, sí nos gusta saber quién eres.
Más informaciones:

Costa Rica: Las paredes oyen, los carros tienen GPS y el oficialismo se muerde la lengua

¿Crees que navegas en privado? Meta tiene un nuevo truco de magia y tú eres el conejo

El final feliz de Taylor Swift costó 360 millones de dólares. ¿Y a esto le llamamos justicia?

¿Quién vigila al monstruo anónimo? 4chan, pornografía y la peligrosa ilusión de la “libertad” digital

¿Quién mató al funk? Spoiler: no fue la edad, fue la amnesia colectiva
En la tienda:
-
Camiseta lalalatv hombre
₡12200 – ₡13700 Seleccionar opciones Este producto tiene múltiples variantes. Las opciones se pueden elegir en la página de producto
