Hay hechizos que no necesitan latinismos ni varitas para surtir efecto. Basta una frase. Tres emojis. Una indirecta lanzada desde la torre de marfil de quien alguna vez fue considerada una alquimista de sueños. Así, J.K. Rowling, la mente detrás del niño que vivió, volvió a demostrar que en el mundo mágico que creó, la batalla más encarnizada ya no es entre Gryffindor y Slytherin, sino entre el arte… y su autora.

Esta semana, HBO hizo oficial lo que muchos ya sabíamos pero pocos querían enfrentar: la saga de Harry Potter vuelve, pero no como la recordamos. Una serie de televisión de al menos diez años de duración, grabada en los míticos estudios de Leavesden, con un trío de nuevos rostros para los personajes que definieron una generación.

Dominic McLaughlin, Arabella Stanton y Alastair Stout. Tres nombres que, por ahora, no significan mucho para el gran público, pero que pronto serán diseccionados en foros, trending topics y análisis sin piedad. Porque ser Harry, Hermione y Ron no es un papel: es una sentencia.

Más de 30.000 niños audicionaron. Y fueron ellos, tres adolescentes aún por moldear, los que lograron el «Accio fama». La producción, liderada por Francesca Gardiner y Mark Mylod (sí, el de Succession, irónicamente), promete una adaptación fiel. Fiel a los libros, se entiende. No necesariamente a los tiempos que corren. O a los valores que los antiguos protagonistas se atrevieron a abrazar.

Porque mientras estos jóvenes se preparan para cargar sobre sus hombros una saga que, para bien o para mal, ha marcado el imaginario colectivo desde 1997, la propia Rowling volvió a lanzar una bomba en forma de tuit, respondiendo a un juego de redes con una frase que muchos leímos con el ceño fruncido:

“Tres opciones. Lo siento, pero era irresistible 😂😂😂”

No mencionó nombres. No hizo falta. El mundo entendió. Ella hablaba de Radcliffe, Watson y Grint. Los mismos que no se callaron cuando ella decidió jugar al límite con discursos que han sido catalogados como tránsfobos. Los mismos que defendieron, sin rodeos, que las personas trans existen, importan y merecen vivir sin ser cuestionadas.

Y ahora, Rowling responde con sarcasmo y carcajadas digitales. Como quien escupe en el caldero que alguna vez la alimentó. Como quien olvida que sin ellos —los actores que crecieron bajo el peso de una franquicia monstruosa— su historia quizás no habría trascendido la estantería de literatura juvenil británica.

Mientras tanto, los nuevos actores ni siquiera han hablado públicamente. Tal vez no les dejen. Tal vez no quieran. En un contexto donde cada palabra puede convertirse en el nuevo titular, donde cada silencio se interpreta como traición, ¿quién puede culparlos por mantenerse al margen?

Pero el hechizo ya está lanzado. No hay Protego que valga. Porque, aunque HBO intente replicar el fenómeno, algo se ha roto. ¿Cómo volver a entrar a Hogwarts cuando su propia autora parece estar encantada con dinamitar los puentes?

Sí, el elenco adulto promete: John Lithgow como Dumbledore, Janet McTeer como McGonagall, Paapa Essiedu como Snape. Talento hay. Producción hay. Nostalgia, de sobra. Pero, ¿queda magia?

Y más importante aún: ¿nos permitiremos disfrutar esta serie sin preguntarnos a quién estamos financiando con cada reproducción?

Los libros siguen en las estanterías. Los fans siguen creando arte, teorías, fanfics, comunidad. La historia ya no es solo de Rowling. Es nuestra. Y tal vez, solo tal vez, haya llegado el momento de decidir qué parte del legado queremos conservar… y cuál dejar que se hunda en su propia oscuridad.

¿Puede una historia sobrevivir a su autora, o siempre quedará atrapada bajo su sombra?

Fuentes:

• BBC: New Harry Potter cast revealed for HBO TV series
• Variety: HBO Casts Harry, Ron, Hermione in Harry Potter TV Series