¿Y si Amazon te dijera la verdad que la Casa Blanca quiere esconder?


Tal vez el problema no es quién impone los aranceles. Ni siquiera quién los paga. El verdadero conflicto está en quién tiene permitido contarlo.
29 de abril de 2025
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Por: X Mae

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Una etiqueta más. Un número que nadie quiere que leas. Un costo que no debería estar ahí… o tal vez sí. El problema es quién decide si puedes verlo.

Todo comenzó con un rumor. Un simple reporte —filtrado, convenientemente escandaloso, cortesía de Punchbowl News— que decía que Amazon pensaba mostrar, junto al precio de ciertos productos, el impacto exacto de los aranceles impuestos por Trump. Nada más. Nada menos. Un pedazo de información que, si fuera visible, dejaría al desnudo una verdad incómoda: Que los consumidores estadounidenses están pagando la guerra comercial, no China.

Y entonces, el martes por la mañana, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explotó.

No se trató de una simple declaración institucional. No. Fue un ataque frontal, salpicado de acusaciones políticas y una vieja noticia del 2021 agitada como bandera: “Amazon partnered with China propaganda arm”. En otras palabras, Amazon, ese monstruo omnipresente que entrega desde cepillos hasta secretos de nuestra vida privada, era acusado de traición ideológica por… mostrar números.

Sí, eso fue lo imperdonable.

Porque, si Amazon efectivamente mostrara cuánto sube un precio por culpa de los aranceles, entonces sería imposible seguir vendiendo el cuento de que fue «China quien pagó la cuenta». No hay narrativa que sobreviva a un desglose transparente. Menos cuando ese desglose aparece justo al lado del botón “comprar ahora”.

Amazon respondió con elegancia burocrática. Dijo que no era verdad. Que la idea fue discutida —como tantas otras— en su sección experimental Amazon Haul, que compite con Temu (el retailer chino que, irónicamente, ya muestra cargos de importación en sus precios). Pero que nunca se aprobó para el sitio principal. Que no iba a pasar. Y que no era parte de ningún plan maquiavélico.

¿Les creemos?

La historia tiene capas como una cebolla, y cada una huele más fuerte que la anterior. Porque si bien Amazon negó la ejecución del plan, no negó haberlo considerado. Y esa sola posibilidad bastó para que la Casa Blanca lo tomara como una provocación personal. Como un gesto «hostil y político». Como si la transparencia fiscal fuera un acto de rebeldía ideológica.

Aquí es donde la cosa se pone jugosa. Porque la indignación de Leavitt suena hueca cuando uno recuerda que Amazon donó un millón de dólares al fondo inaugural de Trump. Que Bezos y su prometida se sentaron en la Rotonda del Capitolio como invitados VIP del nuevo régimen. Que hace apenas unos meses, en una entrevista con The New York Times, Bezos describía a Trump como “más tranquilo, más confiado, más asentado”.

¿Qué pasó entre tanto cariño corporativo y esta nueva enemistad pública?

Tal vez Amazon quiso jugar a los dos bandos. Tal vez se dio cuenta de que, en tiempos de polarización, mostrar los costos reales —aunque sea como un gesto de transparencia comercial— es interpretado como tomar partido. Porque en esta era, los hechos ya no son hechos. Son armas.

Y aquí estamos: Un gigante que se repliega, una administración que grita traición, y nosotros —los consumidores— atrapados en medio, tratando de entender por qué mostrar el costo real de algo se ha vuelto un acto revolucionario.

Quizás el problema no es quién impone los aranceles. Ni siquiera quién los paga. El verdadero conflicto está en quién tiene permitido contarlo.

Y tú, ¿de qué lado estarías si la próxima vez que compres algo, ves cuánto le debes a la guerra de otro?


Fuentes consultadas:
The New York Times – Trump, Amazon and the Tariff Price War (29 de abril de 2025)


¿Y tú qué opinas?
¿Crees que las grandes empresas deberían mostrar con claridad el impacto de las políticas gubernamentales en los precios? ¿O es esto solo una excusa más para pelear en la arena política disfrazada de ética empresarial?