Image

¿Bad Bunny en Yale? Cuando el reguetón desafía a la academia (y revela mucho más de lo que creemos)


Según Yale Bad Bunny no es solo música: Es identidad, política y revolución cultural en zapatillas. ¿Estás listo para verlo en el aula?
26 de abril de 2025
 / 

Image
 / 

Image


¿Quién decide qué merece ser estudiado? ¿Un comité de trajeados en despachos de roble? ¿Una lista secreta de «saberes respetables»? ¿O acaso —aunque nos incomode admitirlo— la cultura viva, ruidosa, multicolor que nos envuelve cada día?

La Universidad de Yale, ese templo centenario de la élite intelectual estadounidense, ha lanzado una piedra en el estanque: este otoño abrirá un curso titulado «Bad Bunny: Estética y política musical», diseñado por el profesor Albert Laguna. No, no es un error de imprenta. No, no es una broma de TikTok. Sí, es el mismo Bad Bunny que viste crocs de diseñador, juega con el género a carcajadas y canta en español mientras conquista al mundo.

¿El escándalo? Llegó puntual, como siempre. En un país donde los campus universitarios están bajo fuego —presionados por gobiernos que exigen «limpiar» cualquier intento de diversidad, equidad e inclusión—, estudiar a un artista puertorriqueño de 31 años que rapea sobre colonialismo, identidad y resistencia parece, para algunos, un acto subversivo disfrazado de clase.

Mientras tanto, el profesor Laguna, caminando por las calles de Nueva Orleans y escuchando el último álbum de Bad Bunny, «Nadie sabe lo que va a pasar mañana», tuvo una epifanía. En cada golpe de tambor, en cada referencia a la historia caribeña, vio un material académico legítimo: Un espejo contemporáneo donde se reflejan siglos de diáspora, dominación y resiliencia.

Así nació la idea del curso. Así se llenaron, en apenas días, las 18 plazas disponibles. Así surgió la pregunta incómoda: ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que un fenómeno pop pueda enseñarnos sobre nosotros mismos?

Quizás porque reconocer a Bad Bunny como objeto de estudio significaría derribar el muro entre «alta cultura» y «cultura popular». Quizás porque obliga a las universidades a replantearse de verdad qué voces merecen ser escuchadas en el aula. Quizás —y esto es lo más aterrador para algunos— porque revela que el poder ya no siempre habla en latín o francés académico. A veces, el poder canta en reguetón, en plena calle, y no pide permiso.

Y no es que Yale haya perdido la cabeza: Ya existen cursos sobre Beyoncé, Taylor Swift y Lady Gaga, estrellas cuyas carreras redefinen nociones de raza, género y poder en Occidente. Pero claro, cuando el protagonista se llama Benito Antonio Martínez Ocasio, creció en Vega Baja, Puerto Rico, y canta en español, el debate se pone mucho más sabroso… y peligroso.

¿Cómo enseñarán a Bad Bunny en clase? Con rigor, dicen sus defensores. Analizando cómo su música atraviesa géneros como la bomba, la plena y la salsa; cómo articula denuncias políticas desde el ritmo y la alegría; cómo su figura rompe los estereotipos del «latin lover» y del «macho» latino en la cultura estadounidense.

Mientras tanto, Fox News ya afila los cuchillos y los «guerreros de la pureza académica» preparan sus columnas incendiarias. Porque claro, que un «conejo malo» enseñe más sobre colonialismo y resistencia caribeña que un viejo manual polvoriento… eso, para muchos, simplemente no es tolerable.

Y aquí estamos: En 2025, discutiendo si estudiar el fenómeno de Bad Bunny en Yale es un acto de decadencia cultural o un ajuste de cuentas histórico largamente postergado.

Quizá el verdadero escándalo no sea que la academia estudie a Bad Bunny. Quizá el escándalo sea que haya tardado tanto.

¿Y tú? ¿Qué crees que revela realmente esta clase sobre nosotros y sobre el mundo que estamos construyendo?


Fuentes:


¿Quieres que también te proponga una segunda versión con un tono aún más irónico o más desafiante? 🚀

¡Te gustó lo que leíste? 🎉 ¡Suscríbete a nuestro newsletter y recibe lo mejor de lalalatv directo en tu bandeja! Sé el primero en enterarte de lo más nuevo y emocionante. ¡Es fácil y gratis! 😎📬
×

Suscríbete a nuestro boletín.