
¿Te has parado a pensar alguna vez por qué algunas aplicaciones parecen omnipresentes en tu teléfono? ¿Por qué, para compartir una foto con ese amigo que vive lejos o para organizar la cena del viernes, casi todos acabamos en las mismas dos o tres plataformas? En Washington D.C., esta semana, un juicio silencioso pero con ecos sísmicos ha comenzado a desentrañar precisamente esa madeja de poder digital. La pregunta que sobrevuela la sala del tribunal no es menor: ¿hasta qué punto el gigante tecnológico Meta, la criatura antes conocida como Facebook, amasó su imperio a golpe de talonario, asfixiando cualquier atisbo de competencia?
La Comisión Federal de Comercio de EE. UU. (FTC, por sus siglas en inglés) no se anda con rodeos. Su acusación es directa: Meta construyó un monopolio ilegal en el terreno de las redes sociales personales al engullir, sin piedad, a dos startups que prometían plantar cara: Instagram, la ventana de nuestros mundos visuales adquirida por una cifra que hoy suena irrisoria (mil millones de dólares en 2012), y WhatsApp, la herramienta de mensajería que conecta nuestras conversaciones cotidianas, comprada un par de años después por la friolera de 22.000 millones.
¿Quiénes están en el banquillo? Meta, liderada por un Mark Zuckerberg que, según los rumores, ha intentado hasta el último minuto un armisticio con figuras influyentes. ¿Quién acusa? La FTC, ese guardián de la libre competencia que ahora clama por una medida drástica: obligar a Meta a deshacerse de sus dos joyas de la corona. Imaginen por un momento esa imagen: Instagram y WhatsApp buscando nuevos dueños, navegando por aguas inciertas. ¿Cuándo podría ocurrir este terremoto digital? No mañana, ni probablemente el año que viene. El juicio inicial podría extenderse durante más de un mes, y las apelaciones podrían alargar la agonía legal durante años. Pero la mera posibilidad ya agita el tablero.
¿Dónde se libra esta batalla crucial? En un tribunal de Washington D.C., pero sus ondas expansivas se sentirán en cada rincón del planeta donde un smartphone vibre con notificaciones de estas apps. ¿Por qué la FTC ha llegado a este punto? Porque sospecha, con correos electrónicos internos como supuesta prueba de cargo («es mejor comprar que competir», habría escrito Zuckerberg), que Meta no jugó limpio. Que en lugar de innovar y competir lealmente, prefirió abrir la billetera para eliminar amenazas potenciales. ¿Amenazas como cuáles? Según la FTC, aplicaciones que ofrecían alternativas frescas a la fórmula Facebook, obligando a la compañía a mejorar su privacidad y a ofrecer servicios menos defectuosos y más justos para los anunciantes.
El quid de la cuestión reside en la definición del «mercado» que Meta supuestamente monopoliza. Para la FTC, se trata de las redes sociales personales, donde plataformas como Snapchat o la menos conocida MeWe serían competidoras directas, dejando fuera gigantes como YouTube o TikTok, consideradas más centradas en el consumo de video. Con esta lupa, Facebook habría controlado más del 80% del tiempo de los usuarios entre 2012 y 2020. Meta, previsiblemente, contraataca argumentando que este marco es demasiado estrecho y que la competencia es mucho más feroz de lo que la FTC quiere admitir.
¿Cómo podría deshacerse este entuerto si la FTC gana? Se abriría un nuevo juicio para determinar las «penas», y ahí la posibilidad de una venta forzada de Instagram y WhatsApp cobraría fuerza. Un escenario que para Meta sería un golpe devastador, considerando que Instagram aporta, según algunas estimaciones, la mitad o más de sus ingresos publicitarios en Estados Unidos. La sola idea explica los supuestos acercamientos de Zuckerberg al entorno de Trump, buscando quizás un salvavidas político en medio de la tormenta legal. ¿Tendrá éxito? Por ahora, parece que no.
La historia nos ha enseñado que las adquisiciones en el mundo tecnológico no siempre son sinónimo de progreso para el consumidor. A veces, la innovación se sofoca, las opciones se reducen y la calidad del servicio se estanca cuando un gigante elimina a sus posibles rivales. Este juicio no es solo sobre el pasado de Meta; es una radiografía del presente y una predicción de nuestro futuro digital. Si la FTC logra su cometido, podría sentar un precedente escalofriante para otras grandes tecnológicas, repensando la estrategia de «comprar para no competir».
Pero, ¿realmente estaríamos mejor sin Instagram y WhatsApp bajo el paraguas de Meta? ¿Florecerían nuevas alternativas o simplemente se fragmentaría aún más nuestra atención digital? La respuesta, como casi siempre, es compleja y está lejos de ser un «me gusta» fácil.
¿Crees que la FTC tiene razón al buscar la separación de Instagram y WhatsApp, o consideras que Meta ha logrado que estas plataformas sean mejores de lo que hubieran sido por separado? Comparte tu opinión en los comentarios.
Fuente:
- Conger, K. (2024, mayo 6). Meta Fights to Avoid Breaking Up Instagram and WhatsApp as FTC Trial Begins. WIRED. Recuperado de https://www.wired.com/story/meta-ftc-trial-begins-instagram-whatsapp/
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