Tara Langdale-Schmidt lo recuerda bien: la primera vez que Amazon bloqueó su producto, creyó que era un error. Su empresa, VuVatech, fabrica dispositivos diseñados para aliviar el dolor pélvico y vaginal, un problema que afecta a millones de mujeres. Pero según la plataforma, su producto era «potencialmente vergonzoso u ofensivo». Langdale-Schmidt parpadeó, incrédula. ¿Vergonzoso? ¿Desde cuándo la salud es motivo de bochorno?
Bienvenidos al absurdo mundo de la censura digital, donde puedes comprar píldoras para la erección con un clic, pero si buscas algo para la sequedad vaginal, la plataforma prefiere fingir que no existe.
La doble moral algorítmica
Langdale-Schmidt no está sola. Según un informe del Center for Intimacy Justice, Amazon, Google, Meta y TikTok han estado suprimiendo sistemáticamente productos y contenidos relacionados con la salud sexual femenina. De las 150 empresas encuestadas, el 64% afirmó que Amazon eliminó sus productos en algún momento. Mientras tanto, las búsquedas de «erectile» en Amazon arrojan una lista interminable de suplementos y dispositivos, pero teclear «vaginal» apenas ofrece resultados.
No es un accidente. Un exingeniero de Amazon reveló que los algoritmos de búsqueda han sido entrenados para filtrar términos relacionados con la anatomía femenina debido a su asociación con el porno. Es decir, la inteligencia artificial de una de las compañías más poderosas del mundo es incapaz de diferenciar entre un producto médico y una película para adultos.
El problema no es la vagina, sino cómo la vemos
Cuando Google bloqueó los anuncios de Aquafit Intimate por mencionar «sequedad vaginal» y «ardor», la empresa intentó apelar. «Vaginal dryness no es una secreción», argumentaron. «Es todo lo contrario». No importó. Si algo tiene que ver con la salud femenina, es demasiado «sensitivo» para las plataformas.
Las redes sociales también aplican esta censura absurda. En TikTok, las marcas han tenido que recurrir al «algospeak», escribiendo «seggs» en lugar de «sex» y usando emojis para esquivar la censura. Es irónico: en un mundo hiperconectado, estamos obligadas a infantilizar nuestras palabras para hablar de nuestros cuerpos.
La pregunta incómoda
Amazon afirma que sus políticas buscan proteger a los usuarios de contenidos no deseados. Pero la pregunta que no pueden responder es: ¿por qué la salud vaginal es tabuizada mientras la salud sexual masculina se promueve sin restricciones?
Langdale-Schmidt lo dice sin rodeos: «No hay ninguna diferencia entre tu vagina y tu oreja, tu nariz o tu boca. Es solo otra parte de tu cuerpo. ¿Cómo llegamos a este punto donde no podemos hablar de ello?».
Esa es la verdadera cuestión. No se trata solo de productos bloqueados o algoritmos defectuosos. Se trata de una cultura que sigue tratando la salud femenina como algo vergonzoso, algo que debe ocultarse. Y mientras esa mentalidad no cambie, seguiremos viendo cómo grandes corporaciones deciden qué partes de nuestros cuerpos merecen ser atendidas y cuáles deben ser silenciadas.
La solución no está en el «algospeak» ni en rodeos léxicos. Está en cuestionar la vergüenza impuesta y exigir un cambio. Porque la vagina no es una mala palabra. Y nuestra salud no es un capricho.
Autor: X Mae
Fuente: Wired
Imagen: Vuva