Imagina una ciudad donde no hay tráfico, ni basura, ni ruido. Un paraíso tecnológico donde vehículos autónomos recogen los desechos, drones reparten el café y los humanos son, en el mejor de los casos, una anomalía entre máquinas. Suena futurista, ¿verdad? Ahora imagina que esta ciudad no es una película de ciencia ficción, sino un experimento de $10 mil millones de dólares financiado por Toyota.
Bienvenidos a Woven City, el campo de pruebas más ambicioso de la automotriz japonesa, construido sobre las ruinas de una vieja fábrica en Susono, cerca del Monte Fuji. Pero ¿es este el futuro que queremos?
Una Ciudad sin Ciudadanos
Toyota no quiere llamarla «ciudad inteligente». Dicen que no son desarrolladores inmobiliarios, sino arquitectos del futuro de la movilidad. ¿Pero de qué movilidad hablamos si en Woven City no hay vida real? Por ahora, solo hay edificios vacíos, pasillos subterráneos y cien afortunados «weavers» (trabajadores de Toyota y empresas asociadas) que serán los primeros en habitar esta metrópolis de prueba.
El plan es claro: robots en todas partes, inteligencia artificial orquestando la vida cotidiana y el hidrógeno como el combustible estrella. Ni una sola mención seria a los vehículos eléctricos, en los que Toyota va a la zaga frente a Tesla y BYD. Pero, ¿qué más da? Cuando tienes dinero, puedes construir hasta una ciudad entera solo para demostrar que tu visión es la correcta.
El Sueño de los Ricos, el Laboratorio de los Demás
Las «ciudades del futuro» han fracasado una y otra vez: Toronto rechazó la de Google, Neom en Arabia Saudita sigue siendo un espejismo y Masdar City en Abu Dabi es más una atracción turística que un modelo sostenible.
Toyota asegura que no espera rentabilidad de Woven City en el corto plazo. Pero, en el fondo, esta «no-ciudad» es un campo de pruebas para su verdadera ambición: competir con Waymo de Google en la carrera de los vehículos autónomos. Para eso, está dispuesta a gastar miles de millones en una utopía algorítmica que podría dejar a los humanos como meros espectadores.

¿Y Dónde Quedamos Nosotros?
Nos venden el futuro como un mundo más eficiente, más seguro, más «conectado». Pero en este modelo, ¿cómo encajamos los humanos de carne y hueso? En un planeta donde cada vez más personas luchan por una vivienda digna, ¿de verdad necesitamos ciudades de prueba para que los robots aprendan a llevarnos el café?
Woven City es un espejo del mundo que podríamos estar construyendo sin darnos cuenta: un lugar donde la tecnología avanza sin frenos, mientras los humanos se convierten en una variable prescindible.
¿Estamos listos para vivir en ciudades donde los únicos verdaderos ciudadanos son las máquinas?
Autor: X Mae
Fuente: AP
Imágenes: AP