La tía Ana siempre decía que lo que no se habla no existe. Por eso, cuando su hija, mi prima, tuvo su primer periodo a los once años, lo escondió como un pecado, como algo vergonzoso. «No digás nada, que eso no es cosa de niñas decentes», le dijo, sin saber que el miedo sembrado en esa conversación la perseguiría por años.
Parece que ahora Costa Rica está haciendo lo mismo: taparse los oídos, cerrar los ojos y pretender que, si no se habla de sexualidad, los niños nunca se harán preguntas. El presidente Rodrigo Chaves y la exministra de Educación Anna Katharina Müller han decidido que educar sobre el cuerpo, el respeto y la toma de decisiones informadas es sinónimo de «perversión». Y lo han eliminado de las aulas.
¿Qué ha pasado?
El Gobierno de Costa Rica anunció la eliminación de los Programas de Afectividad y Sexualidad Integral, argumentando que promovían el erotismo en menores. «Me ardía la sangre», dijo el presidente Chaves, indignado ante la supuesta enseñanza de «autoestimularse» en la niñez. Sin embargo, según el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC), la interpretación del gobierno es errónea y malintencionada: el programa, implementado desde 2012 y reformado en 2017, buscaba precisamente lo contrario a lo que se alega.
Lecciones sobre el autocuidado, la prevención del abuso y la toma de decisiones seguras han sido reducidas a «simple erotismo y placer» por una visión sesgada y alarmista.
Cuando el miedo escribe el futuro
La decisión del gobierno no solo borra contenidos educativos fundamentales, sino que perpetúa la ignorancia y el tabú. En un país donde el embarazo adolescente sigue siendo una realidad, donde el abuso sexual infantil es una estadística escalofriante, eliminar la educación sexual es dejar a los niños y jóvenes a la deriva.
Según los planes del Ministerio de Educación Pública (MEP), en lugar del programa eliminado, se implementará un «Programa de Educación para la Paz y la Convivencia», que hablará de respeto, infecciones de transmisión sexual y embarazo adolescente, pero sin la claridad y el sustento de los programas previos. Además, han eliminado el protocolo de atención al bullying para la población LGBTI, bajo el argumento de que «todos somos diferentes, pero iguales en dignidad».
Dicho de otro modo: si eres parte de una población vulnerable, estás por tu cuenta.
Silenciar no es proteger
La ignorancia nunca ha sido una barrera para la sexualidad, pero sí es un camino directo a la desinformación, el abuso y el miedo. Los países con educación sexual integral tienen menores tasas de embarazos adolescentes, menos infecciones de transmisión sexual y relaciones más equitativas entre géneros.
Pero aquí estamos, en un Costa Rica donde la «perversión» es hablar de derechos, de consentimiento y de autocuidado. En un país donde, como la tía Ana, el gobierno cree que lo que no se menciona simplemente no ocurre.
Las generaciones futuras pagarán el precio del silencio. Ojalá no tengamos que ver sus heridas para entenderlo.
Autor: X Mae
Fuente: Nacion.com y 100noticias.com.ni
Imagen destacada: Dall-E