La aldea que apagó las pantallas para encender su humanidad

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En una pequeña aldea de la India, Mohityanchi Vadgaon, un sonido peculiar atraviesa el aire cada noche a las 7 en punto. No es un canto, ni el bullicio de un mercado. Es una alarma. Y su mensaje es claro: apaga el móvil, desconéctate, vuelve al mundo real.

Durante hora y media, los 3,000 habitantes de esta comunidad rural dejan de lado sus teléfonos y televisores. La tecnología, tan omnipresente en nuestras vidas, cede espacio al diálogo, a las risas de los niños jugando y a las charlas sin pantallas de por medio. Aquí, la desconexión no es una opción; es un pacto.

¿Quién habría imaginado esto?

La decisión de desintoxicarse digitalmente no vino de Silicon Valley ni de algún gurú tecnológico. Surgió del consejo de la aldea, liderado por Vijay Mohite, quien observó cómo el uso excesivo de dispositivos, exacerbado por la pandemia, estaba desbordando la vida cotidiana. Los niños, que antes usaban móviles para clases virtuales, no los soltaban ni al volver a las aulas. Los adultos, agotados después del trabajo, preferían la compañía de sus pantallas antes que la de sus familias.

Pero no todos estuvieron de acuerdo al principio. Para algunos, el simple acto de apagar un teléfono durante 90 minutos parecía un sacrificio desmesurado. ¿No vivimos en un mundo hiperconectado donde «estar fuera de línea» equivale a desaparecer? Fue entonces cuando el consejo implementó una solución inesperada: un “escuadrón de inspectores” que asegurara el cumplimiento de esta regla.

¿El resultado?

Resistencias iniciales aparte, la gente comenzó a notar los beneficios. Los estudiantes encontraron el tiempo y la concentración para estudiar sin distracciones. Las familias redescubrieron lo que significaba cenar juntas sin notificaciones interrumpiendo cada conversación. Incluso los más escépticos admitieron que esas 90 minutos eran un respiro en un mundo que nunca deja de vibrar, sonar y brillar.

¿Por qué incomoda tanto esta historia?

Porque nos obliga a confrontar una verdad incómoda: somos adictos. Tal vez no lo reconozcamos, pero la tecnología ha colonizado cada rincón de nuestras vidas. La usamos para trabajar, comunicarnos, entretenernos… y, en el proceso, olvidamos cómo estar presentes, cómo aburrirnos, cómo escuchar.

En Occidente, hablamos de modos de concentración y límites de pantalla, pero, ¿cuántos de nosotros realmente los respetamos? Miramos con condescendencia el apagón digital de esta aldea india, como si fuera algo propio de otra época o cultura, pero quizás lo que nos incomoda es que sabemos que ellos tienen razón.

Y tú, ¿podrías hacerlo?

Imagínate por un momento: una alarma suena en tu casa. Apagas tu móvil, tu televisión, incluso tu smartwatch. ¿Qué harías con ese tiempo? ¿A quién mirarías a los ojos? ¿Qué conversaciones, largamente postergadas, retomarías?

En Mohityanchi Vadgaon, la desconexión no es un castigo, es una invitación. A recuperar el control sobre nuestras vidas. A priorizar lo esencial sobre lo urgente. A descubrir que, a veces, el mejor «modo avión» es simplemente apagar el piloto automático.

Y quizá, solo quizá, el mundo necesita más aldeas como esta. ¿O no?

Autor: X Mae
Fuente: Xataka & psychiatry.org

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