Es un día cualquiera de 2005. En el set de «Mr. and Mrs. Smith», las chispas entre Angelina Jolie y Brad Pitt son imposibles de ignorar. La química trasciende la pantalla y, sin saberlo, el mundo asiste al nacimiento de “Brangelina”: una pareja que redefiniría el concepto de “poder” en Hollywood. Pero como todo gran mito, lo que empieza con un destello puede acabar en cenizas.
En 2016, cuando Jolie solicitó el divorcio citando «diferencias irreconciliables», el público quedó atónito. ¿Qué podía salir mal en el matrimonio de dos personas que parecían tenerlo todo? Ocho años después, tras un amargo litigio lleno de acusaciones, disputas por propiedades y secretos familiares, han alcanzado un acuerdo. Pero ¿es este el final del conflicto o apenas una pausa?
El glamour y sus sombras
Detrás de la fachada de la pareja perfecta, se gestaba una tormenta. En documentos judiciales, Jolie acusó a Pitt de abuso físico y emocional durante un viaje en avión en 2016. Pitt negó categóricamente las acusaciones y, tras una investigación policial, no se presentaron cargos. Sin embargo, el daño estaba hecho. La familia, que compartía seis hijos, se fracturó en un drama público que solo parece crecer con el tiempo.
El viñedo en el sur de Francia, donde celebraron su boda en 2014, se convirtió en otro campo de batalla. Jolie vendió su parte a un magnate ruso, lo que Pitt interpretó como un acto deliberado para socavar su inversión. Mientras tanto, los hijos tomaron partido; algunos abandonaron el apellido Pitt, buscando desvincularse emocional y legalmente.
¿Cómo se mide el éxito?
En su época dorada, Brangelina no solo simbolizaba el éxito profesional, sino también el compromiso humanitario. Jolie, embajadora de la ONU, adoptó a tres de sus hijos de diferentes partes del mundo. Pitt, por su parte, contribuyó a proyectos de reconstrucción tras el huracán Katrina. Pero la pregunta persiste: ¿Puede el éxito profesional compensar el caos personal?
El coste invisible
Más allá del brillo de Hollywood, esta historia nos recuerda algo incómodo: las relaciones humanas son tan frágiles como universales. ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar por mantener la imagen de «tenerlo todo»? Jolie, exhausta pero aliviada, ahora busca paz y sanación para su familia. Pitt, por otro lado, sigue concentrado en su carrera, recientemente filmando una película de Fórmula 1.
Reflexión final
El divorcio de Jolie y Pitt no es solo el cierre de un capítulo de la cultura pop. Es un espejo que refleja nuestras propias expectativas sobre el amor, la familia y el éxito. Mientras consumimos cada titular, cada detalle filtrado, es imposible no preguntarse: ¿por qué nos fascinan tanto las historias rotas de otros? Quizá porque, en el fondo, también estamos intentando darle sentido a las nuestras.
Autor: X Mae
Fuente: BBC