El comienzo de una era histórica
Netumbo Nandi-Ndaitwah camina con paso firme, como quien ha cargado con el peso de la historia en sus hombros. A sus 72 años, está a punto de convertirse en la primera mujer presidenta de Namibia, una nación que lleva apenas 34 años de independencia. Pero en su figura hay algo más que el simbolismo de un logro histórico: hay una incógnita. ¿Será la líder que Namibia necesita o solo una guardiana del statu quo?
¿Quién es Netumbo Nandi-Ndaitwah?
La historia de “NNN”, como es conocida popularmente, comenzó en Onamutai, un pequeño pueblo en el norte de Namibia, donde nació como una de 13 hijos. Creció bajo la sombra del apartheid, un régimen que definió los primeros años de su vida y su compromiso político. Desde joven, fue una activista feroz, enfrentándose al sistema opresor y sufriendo prisión por ello. Su espíritu de lucha la llevó al exilio, donde se unió al movimiento de liberación SWAPO, y desde allí escaló en la política, acumulando experiencia en relaciones internacionales y gobernanza.
El momento decisivo
Ahora, en 2024, más de un millón de namibios han votado, otorgándole el 57.3% de los votos en las elecciones presidenciales. Si los resultados se confirman, será juramentada el 21 de marzo de 2025. Pero este triunfo viene en un contexto delicado: SWAPO, el partido que ha gobernado Namibia desde su independencia, está perdiendo apoyo. De controlar el 82% de los escaños en 1990, ahora apenas conserva el 53%.
Este declive revela una nación que empieza a cuestionar el legado de su partido histórico y busca alternativas. En este escenario, Nandi-Ndaitwah se enfrenta a una tarea titánica: restaurar la confianza en SWAPO mientras lidera un país con desafíos económicos, desigualdad y un electorado cada vez más polarizado.
¿Qué esperar de su liderazgo?
NNN no promete grandes revoluciones. Su trayectoria es la de una política prudente, no confrontacional, con un fuerte sentido de integridad. Es recordada por haber sobrevivido a purgas internas en el partido y por mantenerse al margen de escándalos. Sin embargo, su perfil también plantea preguntas: ¿puede alguien con un enfoque tan conservador enfrentar los problemas de una Namibia en transformación?
Aunque ha trabajado por los derechos de las mujeres, no se identifica como feminista. Se opone al aborto y a los derechos LGBTI+, posiciones que la acercan a las corrientes más tradicionales de la sociedad. Su alineación ideológica con China, Rusia y Venezuela genera preocupaciones en algunos sectores, mientras otros confían en su experiencia en diplomacia internacional.
El dilema namibio
Netumbo Nandi-Ndaitwah simboliza tanto un avance como una advertencia. Por un lado, su presidencia rompe con siglos de exclusión de las mujeres en la política más alta. Por otro, muchos temen que su liderazgo sea más de lo mismo: una continuidad de políticas que no han logrado frenar la creciente desigualdad ni diversificar la economía.
¿Por qué importa su historia?
Porque Namibia no es solo un país más en el sur de África; es un espejo de debates globales: ¿Qué significa realmente el progreso? ¿Basta con romper techos de cristal si las estructuras debajo permanecen intactas?
La presidencia de Netumbo Nandi-Ndaitwah es una invitación a reflexionar sobre las tensiones entre tradición y modernidad, entre símbolos de cambio y transformaciones reales. Quizás, la pregunta no sea si ella está preparada para liderar, sino si Namibia está lista para enfrentar lo que implica tenerla a ella como presidenta.
El futuro de esta nación está en juego, y con él, la posibilidad de que el liderazgo femenino no solo sea una novedad, sino un verdadero agente de cambio.
Autor: X Mae
Fuente: The Conversation
Fotografía: Netumbo Nandi-Ndaitwah, presidenta electa de Namibia. Simon Maina/AFP vía Getty Images