Voyager: El Último Suspiro de una Humanidad que se Atrevió a Soñar

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La Historia que Nunca Deberíamos Olvidar
En 1977, la humanidad lanzó un mensaje al cosmos, empacado en dos sondas del tamaño de un automóvil: Voyager 1 y Voyager 2. Estas máquinas, impulsadas por energía nuclear, dejaron nuestro sistema solar y se aventuraron hacia lo desconocido. No solo llevaron instrumentos para explorar planetas, sino también un testamento de nuestra existencia: los Discos de Oro, una cápsula del tiempo para cualquier ser que pudiera encontrarlos.

Hoy, 47 años después, las Voyagers están muriendo lentamente. Sus pequeños corazones nucleares, que han alimentado décadas de descubrimientos, se están apagando, y con ellas se extinguirá una de las misiones más audaces de la humanidad.


¿Quién y Qué?
La NASA diseñó las Voyagers como exploradoras interplanetarias para llevar a cabo la «Gran Gira Planetaria», un recorrido único por los gigantes del sistema solar: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Estas sondas no solo mapearon mundos desconocidos, sino que desafiaron nuestra imaginación con imágenes como el Punto Azul Pálido, una fotografía de la Tierra tomada desde 6 mil millones de kilómetros.

¿Cuándo y Dónde?
Desde que dejaron atrás los planetas en la década de los 80, las Voyagers alcanzaron la velocidad de escape del sistema solar, liberándose de la gravedad del Sol. En 2012, Voyager 1 cruzó la heliosfera, convirtiéndose en el primer objeto humano en llegar al espacio interestelar. Voyager 2 le siguió en 2018.

¿Por Qué y Cómo?
El secreto de su longevidad reside en sus generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que convierten el calor del plutonio-238 en electricidad. Sin embargo, como toda fuente de energía, el plutonio se agota. Cada año, las Voyagers pierden más funciones, apagando instrumentos esenciales para ahorrar energía. En esta década, ambas sondas quedarán en silencio para siempre.


Un Legado Más Allá de los Números
Las Voyagers nos enseñaron que mirar hacia fuera es también una forma de mirarnos a nosotros mismos. Fueron las primeras en mostrar el rostro de Urano y Neptuno, y ayudaron a planear misiones como Galileo, Cassini y Juno. Pero más allá de la ciencia, estas sondas llevaron un mensaje: una declaración de existencia de una especie que, a pesar de sus defectos, se atrevió a soñar.

Reflexión Crítica
¿Qué dirán las generaciones futuras cuando escuchen sobre las Voyagers? Tal vez se maravillen de nuestra capacidad de imaginar más allá de nuestro alcance, o tal vez nos juzguen por priorizar la exploración cósmica mientras nuestra casa —la Tierra— agonizaba bajo el peso de nuestras propias contradicciones.

Inspiración Final
Cuando las Voyagers se apaguen, no será el fin, sino un nuevo comienzo. Seguirán vagando por el vacío durante miles de millones de años, llevando con ellas nuestro rastro, por pequeño que sea, en el vasto océano del cosmos. Son un recordatorio de que somos pasajeros temporales de un universo inmenso, pero también exploradores eternos, buscando sentido en lo infinito.

Autor: X Mae
Fuente: Wired

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